HABLANDO CON LA LUNA

Ha llegado la noche. Hoy, acostada en mi cama, doy vueltas de un lado para otro, sin conseguir poder quedarme dormida. Por las pequeñas rendijas de la ventana de mi habitación, puedo notar tu presencia, gracias a tu luz cálida, que va menguando, cuando te escondes tras una de tantas nubes que salen a tu paso.

Eres testigo de una noche mas, eres mi compañera, pues hemos compartido momentos alegres y otros tristes, eres mi memoria, pues seguro que recuerdas momentos que ya olvidé. Has llegado a ser mi guía en noches de oscuridad, y que solo tu, me has dado la luz necesaria para encontrar mi camino.

¿Cuantas veces te he visto salir, crecer y menguar en mi mundo?

Sola, en las noches repletas de oscuridad, sales y te posas en lo mas alto, observándolo todo. Y así noche tras noche, nunca te cansas.

Admiro tu belleza de luz blanca, admiro tu cara, admiro tu particular manera de mostrarte, nunca igual que en días anteriores, admiro tu peculiar luz, capaz de llegar al último rincón de la noche, admiro tu influencia sobre todos, pues hasta el mar, eres capaz de ponerlo bajo tu voluntad. Pero lo que mas admiro es tu valor, el valor de afrontar, día tras día, tanta soledad en los cielos de tus noches.

Y en esta noche, en la que me encuentro desvelada, he llegado a sacar una conclusión que me tranquiliza. Y es que además de alumbrar mis sueños , eres mi compañera de viaje hasta el final de mis días.