No existiría la piedad
si no hiciéramos pobre a alguien;
y no haría falta la misericordia
si todos fuesen tan dichosos como nosotros.
Y el miedo recíproco trae paz,
hasta que el amor egoísta se incrementa:
entonces la crueldad arma su trampa
y esparce sus cebos con cautela.
Se instala con santos temores,
y riega con lágrimas la tierra;
entonces debajo de sus pies
echa raíces la humildad.
Rápido extiende sobre su cabeza
sombras lúgubres de misterio;
y la oruga y la mosca
se nutren de tal misterio.
Luego crece el fruto del engaño,
rubicundo y dulce al paladar;
y el cuervo su nido instala
en el ramaje más tupido.
Los dioses de la tierra y el mar
escrutaron la naturaleza para hallar tal árbol;
pero la búsqueda fue toda en vano:
crece uno en cada cerebro humano.
1 comentario:
Hola,que estupendo lo que pusiste en tu entrada,me ha gustado como pocas cosas me han gustado,hermosisimo,te felicito por el buen gusto,te invito siempre a mi blog ,yo seguire pasando por aqui,un abrazo.
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