Al que la vida una vez
mira la fe ya perdida
que acarició su niñez
y la terrible vejez
siente venir escondida;
quien contempla la ilusión
de su esperanza soñada
muriendo en el corazón
al grito de la razón.
¿qué es lo que le queda?...
¡Nada!
Rosalia de Castro
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