Cuentan que un rico industrial al igual que todos los días, conducía un automóvil por los muelles camino del trabajo, cuando llamó su atención un viejo pescador que sentado tranquilamente en la playa, fumaba recostado en una barca contemplando la salida del sol. Extrañado y curioso fue hacia él y le preguntó.
-Amigo ¿porqué no ha salido a pescar?
-Por que ya pesqué bastante ayer.- Respondió el pescador.
-Y ¿porqué no pescas más? .-Preguntó sorprendido el industrial.
-¿Y que iba a hacer con la pesca?.- Respondió con extrañeza el marinero.
-Venderlos y ganar más dinero, -dijo el industrial-, así podría ponerle un motor en la barca, comprar mejores redes y pescar en alta mar peces más grandes que vendería más caro y con el dinero que ganara, podría comprar más barcas e incluso hasta una flota pesquera como la mía y podría ser tan rico e importante como yo.
-¿Y que haría yo con tanto dinero e importancia?.- Respondió el pescador con ironía.
-Disfrutar de los placeres de la vida.- Respondió el industrial orgulloso.
-¿Y que cree usted que estoy haciendo ahora?.- Contestó el marinero socarronamente.
Carmen Berlanga.
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