Anoche soñé un mundo en dónde a los niños antes de que aprendieran a leer y a escribir, se les enseñaba educación y civismo.
En ese mundo los mayores nunca se olvidaban de ser niños y los niños no aprendían a ser mayores.
Un mundo en el que no existían las cuerdas para atar, ni las vallas para encerrar.
En ese mundo no había nadie que respetara al prójimo, pues todos sabían respetarse a ellos mismos.
En ese mundo los mayores nunca se olvidaban de ser niños y los niños no aprendían a ser mayores.
Un mundo en el que no existían las cuerdas para atar, ni las vallas para encerrar.
En ese mundo no había nadie que respetara al prójimo, pues todos sabían respetarse a ellos mismos.
Nadie insultaba, porque nunca se le había insultado.
No existían leyes, pues en él existía la justicia.
Soñé un mundo en el que todas las ideas eran buenas aunque fueran contrarias las unas a las otras, así cómo la manera de actuar, pues todo tenía un mismo fin, el de mejorar.
En ese mundo ningún ser vivo era valorado o despreciado por su raza, capacidad o aspecto.
Soñé un mundo en el que todas las ideas eran buenas aunque fueran contrarias las unas a las otras, así cómo la manera de actuar, pues todo tenía un mismo fin, el de mejorar.
En ese mundo ningún ser vivo era valorado o despreciado por su raza, capacidad o aspecto.
Nadie tenía que rendir cuentas a nadie por ser él mismo y nunca, nunca, ningún ser viviente se sentía desgraciado por haber nacido bajo el sello de su condición.
Un mundo en que todos caminaban por el mismo camino, en el camino de uno, era único e incomparable al de los demás.
En ese mundo nadie se enriquecía a costa de nadie.
Un mundo en que todos caminaban por el mismo camino, en el camino de uno, era único e incomparable al de los demás.
En ese mundo nadie se enriquecía a costa de nadie.
No había pobres, porque nadie tenía nada.
No había ricos, porque todos lo tenían todo.
No había esclavos, porque todos servían.
No había jefes, porque todos mandaban.
Todo era importante y, sin embargo, nada merecía la pena.
Anoche soñé un mundo y esta mañana he odiado despertar...
Todo era importante y, sin embargo, nada merecía la pena.
Anoche soñé un mundo y esta mañana he odiado despertar...
¿Por qué esos sueños no pueden hacerse realidad?
3 comentarios:
Que lindo sería vivir en un mundo así!
Me gustó mucho la historia de amor verdadero.
Cariños
Themis... Toda una utopia ¿verdad?
nice blog happy blogging http://www.prophet666.com
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