hacia la felicidad, porque la felicidad son
sólo puntos en el mapa de la vida,
y el verdadero disfrute está en buscarlos.
Que los OJOS reconozcan la diferencia entre
un colibrí y el vuelo que lo sostiene.
Aunque se detenga, seguirá siendo un colibrí,
y es conveniente que lo sepas,
para que no confundas el sol con la luz,
ni el cielo con la voz que lo nombra.
Que las MANOS se tiendan generosas en el dar
y agradecidas en el recibir,
y que su gesto más frecuente sea la caricia
para reconfortar a los que te rodean.
Que el OÍDO sea tan fiel a la hora del reproche,
como debe ser lo a la hora del halago,
para que puedas mantener el equilibrio
en cualquier circunstancia.
Que las RODILLAS te sostengan con firmeza
a la altura de tus sueños y se aflojen mansamente
cuando llegue el tiempo del descanso.
Que la ESPALDA sea tu mejor soporte
y no la carga más pesada.
Que la BOCA refleje la sonrisa que hay adentro,
para que sea una ventana del alma
y no la vidriera de los dientes.
Que los DIENTES te sirvan para
aprovechar mejor el alimento,
y no para conseguir la tajada más grande
en desmedro de los otros.
Que la LENGUA encuentre las palabras más exactas
para expresarte sin que te mal interpreten.
Que las UÑAS crezcan con lo suficiente para
protegerte, sin necesidad de lastimar a nadie.
Que la PIEL te sirva de puente y no de valla.
Que el PELO le de abrigo a tus ideas,
que siempre adornan más que un buen peinado.
Que los BRAZOS sean la cuna de los abrazos
y no camisa de fuerza para nadie.
Que el CORAZÓN toque su música con amor,
para que tu vida sea un paso
del Universo hacia adelante.
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