es sentir el alma disolviéndose en el aire.
Es abrir los ojos y de golpe no ver nada.
Estirar las manos hasta el cielo y no tocar.
Echar de menos
es quemarse la razón con los recuerdos,
sonreír de pronto sin tener ningún motivo
o llorar como una niña en el silencio.
Morir un poco cada día, y sin embargo
Seguir viviendo, alimentándose del tiempo.
Es no encontrar hogar en ningún sitio.
Echar de menos
es coger con la ilusión cientos de aviones.
Saber que se te espera en mil lugares.
Querer vivir, tal vez, doscientas vidas.
Echar de menos
es despertarse, y no querer abrir los ojos.
Es guardar vuestras voces bajo llave.
Es mirar hacia atrás, y estar tan cerca…
que me duele de pronto acostumbrarme.
-No saber dónde vais… qué estáis haciendo…-
Es dudar que nadie pueda ya entenderme.
Pasar horas mirando la bandera
de un tiempo que hace poco
fue tan nuestro,
tan nuestro que al final, echar de menos…
...es seguir caminando sin vosotros
como un tren entre la niebla
cuando todo el mundo duerme.
María Laura dell’Aguila
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