SOLO CREO LO QUE VEO.

En Cuba, en una clase, la maestra iba a explicar la evolución a niños 8 ó 9 años. Entonces le preguntó a una niña:

.- Teresa, ¿ves ese árbol allá fuera?

.- Si, lo veo.

.- ¿Ves el césped del patio?

.- Si.

.- Mira hacia arriba y dime si puedes ver el cielo.

.- Si, veo el cielo.

.- ¿Ves a Dios?.

.- No.

.- Claro, no podemos verlo porque él no está ahí. El no existe.

Otra pequeña pidió permiso para hacerle unas preguntas a Teresa. La maestra aceptó y la niña preguntó:

.- Teresa, ¿ves la mesa de la maestra?

.- Claro que si.

.- ¿Ves a la profe detrás de la mesa?

.- Si que la veo.

.- ¿Le ves su celebro?

.- No.

.- Claro no puedes verlo. Según lo que nos enseñó hoy, ¡¡ella no tiene cerebro!!.

"Solo creo lo que veo" es una clara contradicción.

Quien afirma eso, cree que no existe lo que no ve. Pero el que no exista lo que no vemos, su no existencia, no la ve. Por lo mismo está creyendo algo sin ver.